

Nina Raynaud.
Traducción: Michelle Rojas
Porto Alegre. 19 de junio de 2014. Esa mañana Porto Alegre se despertó temprano. Luego de un comienzo triunfal en la Copa Mundial, Holanda estaba a punto de jugar en la capital de Rio Grande do Sul. Antes del inicio del partido, los brasileños estaban mudos de asombro por el irreprochable comportamiento de los fanáticos holandeses. Ellos se reunieron en frente del famoso Mercado Público de la capital a las 8 a.m., lo cual ayudó a ver la interacción sorprendente entre los vendedores y los fanáticos del fútbol. Al mismo tiempo, los brasileños meditaban con su café o chimarrão, y los holandeses con una cerveza en la mano.

Segundo partido en Porto Alegre ofrece un espectáculo de lado a lado donde la gente se unió y todos quedaron listos para festejar.

Esa mañana una ola anaranjada invadió la ciudad de Porto Alegre, más de 12 mil ‘fans’ holandeses estaban ahí, no solo para apoyar el equipo sino también para defender el orgullo que tienen hacia su propio país. El evento se llamó ‘Orange Square’. Luego de la redada, una tarima con bailarines brasileñas en atuendo anaranjado, inició el rumbo hacia el estadio Beira-Rio. Más de cuatro kilómetros, distancia que no asustaba a las diversas nacionalidades que los recorrían esa mañana soleada.

Mientras esta ola anaranjada cruzaba la ciudad, algunas asociaciones brasileñas decidieron tomar ventaja de la actividad y demostraron su causa a los medios de comunicación y la mayor cantidad de personas. Unas cuantas personas estaban en las aceras con cartones en sus manos denunciando el turismo sexual y la pedofilia. Más adelante, caminantes descubrieron personas rio-grandenses con su traje típico, las cuales invitaban a los turistas a descubrir la cultural gaúcha. El evento creó una increíble mezcla de culturas.