
Seguidores del equipo australiano estuvieron en Porto Alegre para ver a su equipo nacional. Fue la ocasión perfecta para planear un partido amistoso con el equipo local y poder compartir mucho más. Esto evidencia que el fútbol reúne a la gente.
Nina Raynaud
Traducción: Michelle Rojas
Porto Alegre. Lunes 16 junio 2014. Son solo las 10:00 a.m. Uno de los centros comerciales llamado Praia de Belas en Porto Alegre abre sus puertas al público. El tránsito en las carreteras está más tranquilo luego de la horas tempranas donde el tránsito es pesado. No muy lejos, había una cancha de fútbol inundada, lo cual le brinda a los ojos una hermosa vista entre el pasto verde, el barro y el cielo nublado. Repentinamente, se escuchan fuertes pasos acercándose, era el ejército de Brasil iniciando su entrenamiento alrededor de la cancha. Estos soldados no están solos.
Están acompañados, a tan solo unos metros, por seguidores australianos. Sin duda estos fanáticos están muy emocionados de ver un partido amistoso que organizaron entre ellos y el equipo local de Porto Alegre, ambos amateur. El evento calza perfectamente con el ambiente mundialista que hay en la ciudad. Claro, su simpatía está lejos de la formalidad de la Copa Mundial. El equipo porto-alegrense impresiona con su seriedad y capacidad, mientras el australiano con carisma, pasión y resolución.

Cuando el partido comenzó, posteriormente a ambos himnos, jugadores del equipo australiano intercambiaban cada cinco minutos por la cantidad de participantes, así todos podían formar parte del partido. El juego se realizó en un ambiente alegre y relajado. El partido terminó con el resultado final de 3-1 donde ganó el equipo local de POA.
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Antes del evento, se realizó un acto de caridad, ya que los fanáticos australianos decidieron recaudar dinero y así donarla a una escuela en desventaja. De esta manera, los niños de las respectivas escuelas asistieron el juego y le regalaron manualidades a los fanáticos para devolver la generosidad.
Los Canguros se olvidan de la formalidad

Como en todas las Copas Mundiales, los australianos organizan viajes, reuniones y actividades. Por la razón de que el equipo oficial jugaría el siguiente día, más de 12 mil fanáticos estaban presente en la capital de Rio Grande do Sul. Algunos quisieron medirse contra el mito brasileño del dominio del fútbol.
De igual manera, no importa el puntaje final mientras ambos lados puedan divertirse con la pasión que hay hacia el fútbol.
